La molestia de los médicos especialistas con el ministro de Salud

En su intervención la semana pasada ante el pleno del Senado el ministro de Salud, Alejandro Gaviria, en su explicación sobre la propuesta de permitir que los hospitales de alto nivel titulen médicos especialistas, incluida en la reforma, manifestó que los grupos de médicos especializados y las universidades tienen una “cartel”.

Pues sólo médicos de familias adinerada s o con influencias en el sector pueden acceder a los pocos cupos de especialización que abren en el país. El término molestó tanto al gremio de las Sociedades Científicas, que enviaron una carta al presidente Juan Manuel Santos, pidiendo la aclaración y rectificación, de que ellos no son un “cartel”.

La misiva reconoce que hay una escasez notable de médicos especialistas y que esa es una de las recurrentes quejas de los usuarios del sistema de salud, pero para la Asociación de Sociedades Científicas la solución “no es entregar cartones de mejores médicos a por doquier”.

Esta es la carta completa:

Excelentísimo señor
Juan Manuel Santos Calderón
Presidente de la República de Colombia
Bogotá, D.C.

Respetado señor Presidente:

Los médicos especialistas de Colombia, señor Presidente, no somos un “cartel”. Eso lo saben de sobra usted y el ministro de Salud, Alejandro Gaviria.

Sin embargo, nos vemos en la obligación de hacer esta claridad –algo a lo que nunca pensamos tener que recurrir- dada la forma en que el propio Ministro se refirió a este gremio, uno de los más capacitados del país, en las últimas semanas, durante las discusiones en torno a la escasez de especialistas.

Quedó claro que para darle validez a un punto que él, tozudamente, se ha empeñado en sacar adelante en este proceso de reforma al sistema de salud, el Ministro tiene que recurrir a esta clase de calificativos, sin justificación alguna, ante la debilidad de sus argumentos.

No hemos negado nunca que hay áreas de la atención en salud desprotegidas por la poca oferta de médicos con formación específica en las mismas, situación que no ha sido ajena para nosotros; de hecho, es motivo de análisis constante de nuestra parte.

Y es precisamente durante esas evaluaciones que hemos detectado que este desequilibrio tiene entre sus principales causas el modelo de salud que rige a este país desde hace veinte años. Como usted lo sabe, señor Presidente, el sistema ha estado erróneamente orientado hacia la atención y el tratamiento de enfermedades, y no al mantenimiento del bienestar de la población, como tendría que ser.

No es para menos: en un esquema de rendimiento financiero, conviene que haya más enfermos para que todos los actores del sistema puedan facturar más a costa de su atención. En ese contexto los médicos acabamos convertidos, infortunadamente, en un insumo mercantil. Y si ese insumo se especializa y subespecializa, mejor, pues aporta mayores dividendos a la gran cadena de actores que se lucra con la salud en el país.

Evidencia de ello es que los médicos generales, que son la puerta de entrada al sistema, perdieron con los años su capacidad resolutiva frente a los pacientes que reciben. Es decir: no dan respuesta al enfermo, simplemente lo remiten a niveles más especializados, donde cuestan más. Lo preocupante es que por la misma senda van las especialidades básicas, que, dependiendo del caso, remiten a subespecialistas.

Cualquiera pensaría que si a todos los usuarios los atienden especialistas y subespecialistas, los desenlaces en salud serían tremendamente favorables, pero las estadísticas oficiales, que evidencian que la colombiana es una población enferma, indican lo contrario.

A eso hay que sumar hechos innegables, como que el peso de los médicos en el mercado es, por cuenta de factores como éste, cada vez menor, y que la crisis de la salud sumergió también en una crisis profunda la formación médica en el país.

Todo esto lo sabe de sobra el Ministro de Salud. Con él hemos sostenido reuniones en las que le hemos hecho entender que si se mantiene semejante lógica absurda, nunca habrá en el país ni especialistas ni subespecialistas suficientes para atender la costosa demanda que este modelo se empeña en generar y sostener. Hecho el análisis, señor Presidente, ¿cree usted que el problema se resuelve formando especialistas a granel? ¿Dónde quedó el prometido cambio de modelo?

Lamentablemente, el proyecto de ley ordinaria con el que se busca reformar la salud no se ocupa de aspectos estructurales y esenciales como éstos, sino que mantiene vivo el sistema que se quedará en el mismo estado agónico de siempre.

Su Gobierno y el país, señor Presidente, están a punto de perder la segunda y última oportunidad de cumplir con la promesa de reformar, de fondo, el sistema de salud. Le anticipamos que el proyecto actual no cumplirá con ese cometido. Eso es claro.

Como en otras oportunidades, le reiteramos nuestro compromiso de aportar y velar por el logro de un cambio real, que beneficie a la gente.

Al propio ministro Gaviria le consta el empeño puesto por este gremio, al que él tacha hoy de “cartel”, en este proceso: la activa y propositiva participación en audiencias públicas, el impulso argumentado de la Ley Estatutaria (que hoy la Corte revisa), nuestro compromiso de autorregularnos para que el sistema transformado tenga mayores posibilidades de éxito, nuestro rechazo a las dádivas y prebendas, y el ejercicio ético de nuestra profesión, son algunos frentes de trabajo, de los que su Gobierno ha sido testigo.

Por su honorable conducto, señor Presidente, queremos exigirle al ministro Gaviria respeto por todos y cada uno de los profesionales que componen este gremio, y pedirle más cuidado y rigor con las propuestas que lanza. Al país no se le olvida que este sistema debe en buena parte su desastre a la falta de regulación estatal, aupada por las ligerezas desafortunadas de un puñado de ministros de Salud.

Como siempre, quedamos a su disposición, señor Presidente.

autor: Johanna Contreras

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